Machu Picchu en tiempos de pandemia


Mi plan para las próximas entradas del blog consistía en hablar sobre todos los tours que he hecho en Puerto Rico durante la pandemia, imposibilitado como estaba de salir libremente a viajar. Esos planes continúan en pie, pero considero de mayor pertinencia esta entrada en particular ahora pues no sabemos hasta cuándo pueda ser válida. La ventana todavía puede ser amplia, como puede cerrarse en un santiamén.

Mi regreso a Perú se dio gracias a una salida grupal de mi agencia de viajes como parte de un retorno a la normalidad en tiempos de Covid. Realmente los viajes no han cesado nunca del todo, pero sí hubo un alto casi total al turismo por un tiempo, y aún al día de hoy este es uno bastante limitado. Perú es uno de los destinos más atractivos que tiene abiertas sus fronteras, y con un público ansioso de viajar nuevamente luego de tanto encierro no es de extrañar que el grupo fuera un éxito.

Ahora, el viaje inevitablemente tiene ciertas restricciones debido al Covid. A la misma vez, este es uno de los mejores momentos para viajar. Comencemos con los actuales requisistos de entrada al Perú.

Requisitos de entrada

Los requisitos de entrada de cualquier país pueden cambiar de un momento a otro. En el caso de Perú, el gobierno está revisando la situación por el Covid cada 15 días, y actualizando sus medidas conforme al estado de la pandemia. Por ejemplo, cuando se reunió el grupo para discutir los detalles del viaje Perú exigía pruebas del Covid, ya fueran moleculares (PCR) o de antígenos, con no más de 72 horas antes del embarque en el avión. Una semana antes de la salida estas medidas se actualizaron y ahora la prueba de antígeno debía tener no más de 24 horas de anticipación, mientras la molecular se mantenía igual. Esto básicamente obligaba a los miembros del grupo a hacerse la prueba molecular para asegurarse de tener los resultados a tiempo (el aeropuerto se supone tiene un laboratorio en donde se pueden hacer la prueba quienes salgan ese mismo día, pero como bien descubrimos esto no está abierto todo el tiempo, haciéndolo una opción impráctica).

La línea aérea en San Juan no permitirá el embarque si la persona no tiene una prueba negativa del Covid. Esta prueba también será revisada en el área de inmigración de Lima.

El gobierno peruano también requiere que se llene «online» una declaración jurada de compromiso para realizar cuarentena en caso de resultar positivo al Covid en Perú, y de que no está infectado a su entrada al país.

Así mismo, para ingresar al tren de Machu Picchu se requiere de otra declaración jurada, esta bajo la misma premisa de que no está entrando a la ciudadela sagrada enfermo de Covid. La declaración se llena en línea basada en la información que la línea de trenes ya tenga sobre su reserva, pero también existe una alternativa impresa en caso de que haya algún error en esa reserva que no le permita accesar la versión cibernética.

Las ventajas de la pandemia

¿Cuántas personas ven en la foto?

Aunque es cierto que la burocracia aumenta debido al Covid (no he mencionado los requisitos de entrada de vuelta a los Estados Unidos y Puerto Rico), también es cierto que, una vez en el destino, la enorme ventaja de viajar durante la pandemia es la limitación de turistas. Esto fue especialmente evidente durante nuestra visita a Machu Picchu.

Los que hayan leido ya mi entrada sobre Machu Picchu recordarán comentarios como este: Creo que la razón de mi “decepción” (y uso esta palabra de manera muy liberal, pues no solo no me decepcioné realmente, sino que volvería) fueron esas multitudes que mencioné arriba. También comenté cómo la reapertura de Machu Picchu con una capacidad de 25% (que en estos momentos es de 30%) mejoraría significativamente la experiencia. Tenía razón, aunque no sabía cuánta.

Machu Picchu en los tiempos de pandemia es como debería ser Machu Picchu siempre.

El limitar las multitudes permite que uno se pueda disfrutar su visita a plenitud. Nuestra experiencia personal es el mejor ejemplo: el día amaneció lluvioso, algo no muy usual en Cusco durante el invierno peruano, por lo que la neblina se empeñaba en cubrir la famosa Huayna Picchu y parte de la ciudadela.

No se aprecia nada.
Todavía nada…
La neblina no se mueve…
¡NADA! Bueno, un poquito…

Estuvimos en el mismo punto del mirador por un buen rato, muchísimo más de lo que hubiera sido posible pre-pandemia. Finalmente nos tuvimos que mover todavía sin tener las ansiadas fotos, pero como todavía faltaba mucho del recorrido el sol finalmente aclaró y pudimos tomar fotos como Dios e Instagram mandan.

Y en las alturas se escucha un coro de ángeles…

No sólo es por las fotos y videos, aunque post-excursión eso por supuesto es lo más importante. Es que ese estrés de mantenerse en movimiento por la multitud detrás de ti casi no existía durante el recorrido. Aunque la altura de Machu Picchu está bien por debajo de Cusco, igual se requiere de cierto esfuerzo al principio para subir todas las escaleras que hay que subir, y no todo el mundo puede ir al mismo paso. El que personas con movilidad limitada no causen un ataponamiento ni se sientan asediadas mejora la experiencia para ellas también.

¿Es Machu Picchu una de las maravillas del mundo moderno? Todavía tengo mis dudas sobre eso. Ni siquiera esta vez, que me disfrute la experiencia mucho más, e incluso pude aprender más de la historia de la ciudadela (como que «Machu Picchu» no es su nombre original, cosa lógica si uno se pone a pensar en ello, pues los Inca no dejaron récord de un local que para los efectos era secreto) estimé que el lugar sea extraordinario. Es hermoso, quizás el mejor vestigio del paso por nuestro planeta del imperio de Tahuantinsuyu, pero sigue sin ser la experiencia espiritual que se pregona por los medios. Aunque claro, eso ya se trata de algo que varía de persona a persona. Lo que no funcione para mi funciona para otros, y viceversa.

Espiritual o no, el momento de visitar Machu Picchu es ahora, mientras las restricciones de la pandemia limiten la cantidad de turistas diarios.

La ciudad no se veía así de limpia desde que sus habitantes originales la abandonaron ante el arrase de los Conquistadores.

Un atractivo adicional de nuestra visita en particular, uno que nunca se repetirá, es que fuimos el 28 de julio de 2021, en ocasión de los 200 años de la independencia de Perú. Por supuesto esto supuso celebraciones en todo el país, y Machu Picchu no fue la excepción. A las 12 en punto del mediodía se realizó una ceremonia en una de las plazas de la ciudadela, y de cada cierto tiempo se podían escuchar gritos de «¡Viva Perú!» por parte de los locales.

A lo lejos se nota la bandera de Perú en medio de una plaza.

Dato curioso para terminar: el turismo peruano en estos momentos pandémicos es mayormente de carácter interno, con los peruanos abarrotando sus muchos lugares de interés turístico. En Machu Picchu esto no hizo mucha diferencia pues ya existe un límite severo, pero en otros lugares como Valle Sagrado las multitudes locales se hicieron sentir, particularmente durante esas fechas de fiestas patrias.

Abundaré sobre mis nuevas experiencias en Perú en el futuro cercano, aunque como mencioné al principio próximamente daré paso a mis experiencias haciendo mi propio turismo interno. Para recibir notificaciones sobre estas entradas, y todas las demás entradas futuras, es tan fácil como añadir su e-mail a nuestra lista abajo en Seguir el blog por e-mail. ¡Si gustan de esta entrada recuerden darle a «me gusta»! ¡Hasta la próxima!

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3 comments

  1. Un dato algo jocoso que olvidé mencionar es que toda la ciudadela está llena de vigilantes pendientes de hacer cumplir la norma de las mascarillas. A pesar de estar al aire libre los visitantes no se deben quitar las mascarillas en ningún momento, pero por supuesto que van a buscar hacerlo igual (en algunas de estas fotos lo pueden apreciar). De cada cierto tiempo se escuchaba un «¡SEÑORITA LA MASCARILLA!», y uno de los vigilantes en particular, el que estaba en el área del mirador principal, se tomaba muy en serio su trabajo. No sólo regañó a algunos miembros de nuestro grupo, sino que vimos como en cierto momento en que un padre con su hijita se quitaron sus mascarillas para una foto el hombre salió corriendo a toda velocidad para interponerse en la foto. Para los turistas es algo molestoso en el momento (aunque sólo esté haciendo su trabajo), pero para mi es una anécdota más que recordar y contar. xD

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