
A veces no hay que darle la vuelta al mundo para disfrutar de una buena visita a una ciudad histórica. Y – considerando los tiempos de pandemia en los que vivimos – ese hecho es un bálsamo para los que añoramos volver a viajar y no podemos por la incertidumbre con las fronteras cerradas y abiertas y el cambia/cambia de requisitos de entrada por los números de infectados por el Covid. En vez de montarme en un avión me puse al volante de mi guagua en dirección a San Juan de Puerto Rico.
Al menos para el boricua que me lee no hay que montarse en un avión. Para aquellos que leen este blog desde otras fronteras (y de acuerdo a las estadísticas del blog, esas fronteras van incluso más allá de las hispanohablantes) Puerto Rico es el extranjero. Es para ellos mayormente que escribo esta introducción de la ciudad capital de Puerto Rico. Lo cual no quiere decir que los boricuas no están invitados. Después de todo, a veces lo que tenemos más cerca es lo que damos por sentado y lo que menos conocemos.
Datos generales

Este año se cumplen los 500 años de fundada la ciudad que, en 1521, se conoció como la Ciudad de Puerto Rico, ya que para aquellos años el nombre español de la isla era San Juan Bautista. Si los nombres se intercambiaron fue por el uso que los habitantes le daban a cada uno, llegando eventualmente la isla entera a conocerse como Puerto Rico, y su capital como Puerto Rico de Puerto Rico (oficialmente así está señalada en mapas de 1546) y luego San Juan de Puerto Rico.
Esos quinientos años hacen de San Juan la tercera ciudad de origen europeo más antigua de las Américas, después de Santo Domingo en la República Dominicana (1496) y Ciudad de Panamá en Panamá (1521). (Lógicamente el continente tiene ciudades mucho más antiguas como es el caso de Cusco y México Tenochtitlán, pero estas son de origen americano). La parte que se conoce como Viejo San Juan es una zona histórica muy colonial, y es en lo que me estaré concentrando en esta entrada del blog. El resto de San Juan es más moderno, con áreas como Condado teniendo su propio atractivo turístico y de compras, Hato Rey como el centro financiero, Santurce y Río Piedras siendo los principales barrios.
(Un dato interesante es que Condado oficialmente forma parte de Santurce, aunque Condado es un área conocida por sus residentes afluentes mientras que Santurce es un área mayormente de pobreza. Más interesante aún es el origen de sus nombres: en 1876 un ingeniero de nombre Pablo Ubarri construyó un sistema de ferrocarriles que pasaba por la región de Cangrejos. Ubarri era originario de Santurtzi en el País Vasco, y luego de su ayuda a la corona se le otorgó el título de «Conde de Santurce», siendo Santurce la españolización de Santurtzi. Ubarri decidió darse mayores aires y utilizando su recién ganada influencia rebautizó al área como Santurce, y una de sus regiones como «Condado», pues un condado es la zona que le pertenece a un conde.)
La ciudad cuenta con unos cuatrocientos mil habitantes, el idioma oficial es el español y el inglés, y la moneda es el dólar americano. Me gustaría poder decirles a nuestros visitantes extranjeros que hay varias casas de intercambio de monedas por la zona, pero no se de ninguna (que no es lo mismo que decir que no existen). Probablemente en un banco se puede hacer el intercambio, aparte lógicamente del aeropuerto que sí tiene máquinas para hacer intercambios con ciertos tipos de monedas. Lo que sí es que obligatoriamente deben pagar con el dólar si es que utilizarán efectivo.

La Fortaleza (a la derecha) es la mansión ejecutiva activa de mayor antiguedad en las Américas.
Al igual que Cartagena de Indias, San Juan se conoce como la Ciudad Amurallada. Son muchas las similitudes entre San Juan y Cartagena en Colombia, tanto así que son como ciudades gemelas. En parte fueron estas similitudes las que me llevaron a explorar el Viejo San Juan con cierta frecuencia.
Resulta que en Cartagena existe una excursión en donde se visitan lugares que dejaron huella en la vida del escritor Gabriel García Márquez. Aunque no tomé esta excursión cuando estuve en Cartagena es algo de lo que estaba consciente y me interesa algún día tomar. Hace unos meses leí de un tour conceptualmente similar en el Viejo San Juan, en donde el sujeto en que se centra el recorrido es el Dr. Ricardo E. Alegría.

Ricardo Alegría es un nombre conocido en las escuelas de Puerto Rico por ser el mayor defensor de la cultura e historia puertorriqueñas. Hablaré más en detalle sobre su vida en la entrada de la excursión como tal, pero aquí me limitaré a decir que su defensa de nuestra historia lo llevó a formar eventualmente parte integral de la misma. Este año se cumple el centenario de su natalicio y en julio se cumplieron diez años de su partida.

Volviendo a San Juan, y propiamente el Viejo San Juan, para movilizarse por esta área pueden tomar taxis. No es que estén esperando en cada esquina, pues las calles aquí son de adoquines, creadas hace siglos con caballos en mente, no vehículos; pero al ser zona turística son relativamente fáciles de conseguir. Sin embargo, en general Puerto Rico no es un lugar para moverse en taxis o transporte público, sino más bien en auto, ya sea el propio o rentado. Y hablando de transportes en el Viejo San Juan, hay una nueva moda con «scooters» que se pueden agarrar y alquilar literalmente en cualquier parte de la ciudad, y que se ha convertido en el principal modo de transporte de los turistas.

Las detesto.
Uno de los mayores deleites no sólo del Viejo San Juan sino del turismo de ciudad en general es caminar por sus calles y paseos y disfrutar a su paso de lo que esta tiene que ofrecer. El espectáculo que ofrece tanta «scooter» dando vueltas por los caminos de bicicletas del Viejo San Juan es uno para mi deprimente que me recuerda al futuro de caminar lo menos posible de los Jetsons.

Quizás aquí se esté evidenciando mi edad, pero las «scooters» en mi opinión afean una ciudad que merece verse con calma. Y esa sería mi recomendación para aquellos que la visiten ya sea por primera o por vigésima vez: caminen, vean todo con calma. Respiren la historia que se escribió no sólo en los tiempos coloniales, sino en nuestros tiempos de recesión y resistencia.







Podría seguir poniendo fotos de lugares de interés en el Viejo San Juan, pero ya entienden el punto. Se trata de un lugar que no sólo merece la pena visitar, sino que se le debe dar su tiempo, caminando a su paso por sus calles, sus tiendas, sus museos, sus obras de arte, sus casas antiguas (algunas ya con cinco siglos); hasta sus fuertes militares, que bastantes ataques resistieron, desde holandeses e ingleses hasta los Estados Unidos en 1898, fecha de su última batalla. El Viejo San Juan tiene algo para todos los gustos.
En nuestra próxima entrada, el tour de don Ricardo Alegría. Si les gustan nuestras publicaciones, no olviden presionar «me gusta» y, ¿porqué no?, seguir nuestro blog por e-mail. ¡Hasta luego!
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