Lima: Museos, Circuito Mágico


Entrada al Museo Larco Herrera

Hay museos y hay museos. Todos tienen buenas intenciones – expandir el conocimiento y gusto artístico de quienes los visitan – pero no todos logran su objetivo al mismo nivel. El Museo Larco Herrera es un ejemplo de un museo de calibre mundial que es una visita imperdible en Lima. El Museo Nacional de Arqueología y Antropología no es uno que consideraría de «calibre mundial», pero cumple su propósito. La pregunta es, ¿vale la pena visitarlo luego de ver el Larco?

Bueno, la pregunta en sí es un poco cruel e injusta. Mi posición general es que siempre que pueda visitar un museo, hágalo. Cada visita representa un ingreso necesario en la conservación de sus operaciones, y cada museo es necesario para mantener viva la historia cultural y artística de un país. De manera que voy a reformular mi pregunta a lo siguiente: si solo tiene tiempo para visitar uno de los museos, ¿cuál de los dos sería?

Ahí la respuesta contundente y obvia es el Museo Larco.

Hablemos primero del Museo Nacional de Arqueología y Antropología. Este fue fundado hace casi doscientos años, en 1822, poco después de la declaración de independencia de Perú y durante la guerra por obtener oficialmente esa independencia. El propósito del museo era consolidar la identidad nacional peruana, algo sumamente necesario cuando sus ciudadanos – acostumbrados por siglos a ser gobernados por otro país – de momento se hayan en medio de una cruenta guerra que amenaza con trastocar todas sus vidas para siempre. Bajo estas circunstancias la identidad nacional es lo que mantiene en firme el deseo de lucha, por lo que se puede decir que el Museo Nacional fue una especie de grito de guerra en sus comienzos.

El Museo Larco fue fundado más de cien años después, en 1926, por el Sr. Rafael Larco Hoyle, con la ayuda de su padre Rafael Larco Herrera. Larco Hoyle investigó por muchos años las culturas pre-incaicas y es gracias a él que su museo hoy goza de tan alta reputación, y que tantas civilizaciones que de otra manera quedarían en el olvido no lo hicieron.

Ambos museos tratan esencialmente sobre lo mismo: arqueología y antropología. Donde estriba la diferencia es en la presentación de sus colecciones. El Museo Larco tiene esa estética organizada de un Apple en los últimos tiempos de Steve Jobs, mientras el Museo Nacional es como decir Windows 2000. ¿Eso hace a una colección mejor que la otra? No necesariamente, pero sí hace a una colección más visualmente atractiva. Recuerden, ambas le están ofreciendo productos bastante similares, con información bastante similar. Si hay un punto de distinción, es en esa presentación, que en el caso del Museo Larco llega al punto de estar situado en una hermosísima mansión con impresionantes jardines, y hasta un restaurante muy bueno donde pueden almorzar o cenar estupendamente bien.

Dicho esto, el Museo Larco sí tiene una colección más variada, y probablemente más grande. Aparte de la colección antropológica principal, que cubre miles de años de historia y varias civilizaciones distintas, tienen una colección erótica en un edificio aparte, y en otro edificio que funciona de almacén, muchísimas piezas que no han sido catalogadas ni exhibidas formalmente, pero que pueden ver también.

¿Recuerdan cómo, cuando hablaba del Museo de Oro, mencionaba los pros y cons de tener un guía turístico? Pues en estos museos pude vivir ambos lados de la moneda; el andar por cuenta propia te da todo el tiempo del mundo para ver cada artículo, leer la información de los que más les interesa, y tomar fotos a gusto. No obstante, al no tener ese guía tampoco tuve esa explicación detallada que le da vida y contexto a lo que se está viendo.

Quizás soy tan duro con el Museo Nacional por haber ido primero al Larco, e inmediatamente después tomar un taxi para el Nacional. Quizás si hubiera ido primera al Nacional no pensara de esa manera. En base a ello, mi recomendación será que visiten ambos museos, pero primero el Nacional y luego el Larco (debo comentar aquí que mis compañeras de exploración les gustó ambos museos por igual, habiéndolos visto en el orden que los vimos, así que tomen mi recomendación como una mera opinión personal).

Hablemos ahora del Circuito Mágico del Agua. Se trata de un parque o plaza que contiene varias fuentes de aguas con diferentes shows. Estos comienzan luego de las 7:00PM, y es una experiencia simpática. No diré que es «imperdible», pero si tiene el tiempo dese una vuelta. Hay muchísima gente, así que no pierda de vista a sus compañeros. También hace frío (recuerden que en Lima nunca sale el sol, y esto es de noche, más hay agua por todos lados), así que lleven una buena chaqueta o abrigo si es friolento. También hay varios puestos de comida en las afueras que me tentaron, pero como todo visitante extranjero si es que va a consumir hágalo con moderación y siempre tenga a la mano medicinas para el estómago en caso de.

Esto es todo por Lima. Nuestra próxima parada carecerá de una introducción, puesto que estuvimos allí apenas una noche, y en su lugar iremos al grano. ¡Nos vemos en Paracas!

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