
No, el Cerro Monserrate no es lo primero que se visitaría estando en Bogotá. Saliendo de Puerto Rico, las dos mejores opciones de vuelo son vía Panamá con Copa Airlines (en donde se puede llegar temprano en la tarde), o directo a Bogotá con Avianca (la alternativa más obvia, aunque en estos momentos sólo existe un vuelo diario, el cual llega de noche). Llegando de noche, lo que uno piensa es en llegar al hotel, dejar sus cosas, y salir a cenar y conocer algo de la ciudad por cuenta propia. Llegando de día… pues básicamente lo mismo, aunque con más calma.
Si comienzo por el Cerro Monserrate, es porque se trata de lo primero que hice en mi primera mañana en Bogotá, y soy de turistear, no de «juergar». Pero, por aquello de comentar sobre lo que hice esa primera noche (llegué por Avianca): fue tan simple como ir a cenar a un local llamado Galería Café Libro. El local tiene música en vivo, buena comida, y buen ambiente. Si le gusta bailar, aquí definitivamente puede hacerlo (no sé bailar, y aún así me sacó una completa extraña y no sentí que fui un completo desastre).
Cerro Monserrate
Localizado a 3152 metros sobre el nivel del mar, el Cerro Monserrate ofrece, entre otras cosas, una hermosa vista panorámica de la ciudad de Bogotá. Hay tres formas principales de llegar: funicular, teleférico, y a pie. A pie se llega si su fervor religioso es considerable y encomendable, de lo contrario por favor quítese de la mente tan siquiera ponderar esa opción. No es que sea algo extremadamente difícil, es que las otras dos opciones son mucho más rápidas y divertidas, y no tiene tampoco tiempo que perder.
Tuve la suerte de probar tanto el funicular como el teleférico, subiendo en el primero y bajando en el segundo. Las filas para el teleférico usualmente son un poco más largas, razón por la cual tomamos el funicular primero, dejando el teleférico para el final en caso de que tuviéramos suerte con las filas y no fueran demasiado extensas. Y el factor filas era importante, pues se trataba del Domingo de Ramos, y el Cerro Monserrate es también un centro de peregrinaje. De hecho, regularmente los domingos – cualquier domingo – el gentío es tal que los tour operadores evitan el Cerro a menos que se trate de un tour privado. En Domingo de Ramos es lógico pensar que el gentío sería peor (nuestro tour ya era privado pues se trataba de un grupo), pero llegamos lo suficientemente temprano para evitar lo peor.
Una vez en el Cerro, los motivos religiosos son evidentes más allá del Santuario del Señor Caído de Monserrate, el cual es el eje de esa travesía y en donde se exhibe… pues el Señor Caído de Monserrate, una estatua de Jesús postrado, ensangrentado, e inquietantemente realista . Siendo Domingo de Ramos, el santuario estaba lleno de tepe a tepe con motivo de la misa, así que mis memorias del Señor Caído son gracias a Google y no mis propias experiencias.

En los alrededores del Cerro se encuentran unos jardines muy bonitos que contienen estatuas con varias escenas del juicio y pasión de Cristo. Estas estatuas y estas escenas están muy bien logradas, y le dan un ambiente solemne al lugar. También en cierto punto hay una estatua de un búho.
Porque porqué no.
Normalmente luego de esto vendría la entrada al Santuario para ver al Señor Caído, y rezar o presentar sus respetos si se trata de un cristiano devoto, pero como ya he dejado claro, el Domingo de Ramos no es el ideal para entrar de turista, así que en vez de eso recorrí un poco de los alrededores.
Mi consejo aquí: trate de no ir un domingo.
Mi próxima parada fue el Museo Quinta de Bolívar, antigua residencia del Libertador Simón Bolívar; pero ya eso se discutirá en una publicación aparte.
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