
Sí, sí, sí, ya sé que que la Catedral de Sal en Zipaquirá está en… Zipaquirá. Es que muy pocas personas van a ir a pasar la noche a Zipaquirá para verla, esto a pesar de que Zipaquirá es un pueblito colonial pintoresco; por lo que pude averiguar, la hotelería no pasa de lo básico, aunque hay quienes dirían que eso es parte del atractivo. Así que aunque esté en Zipaquirá, la Catedral de Sal es un tour que se hace desde Bogotá.
Zipaquirá está aproximadamente a una hora de Bogotá en bus. Más o menos a mitad de camino está el famoso restaurante Andrés Carne de Res de Chía, así que aquellos que vayan a la catedral quizás puedan programar una parada allí para almorzar. En mi caso particular la parada de almuerzo fue en el restaurante El Pórtico, que aunque no tenga la popularidad de Andrés es uno muy bueno y con su propia peculiaridad que lo hace digno de visitar.
He estado dos veces en la catedral, una por cada viaje a Colombia que he hecho. Antes de ir me imaginaba una edificación literal de sal al aire libre, pero nada de eso; se trata de una catedral esculpida en las entrañas de una mina de sal, en cuyo descenso se hayan otras obras esculpidas de corte religioso simbolizando el Vía Crucis de Jesucristo.

¿Porqué una catedral en una mina de sal? Sin entrar en detalles, todo se basa en que los mineros que la trabajaban mostraban una singular devoción, llenando la entrada de la mina con figuras de santos, así que se decidió construir una catedral en su interior. La catedral original se inauguró en 1954, pero fue cerrada en 1992 debido a fallas estructurales. La catedral actual fue construida unos 60 metros debajo de la original. Y no se preocupe; si padece de claustrofobia, aquí no le pasará nada. Los túneles de la mina son lo suficientemente amplios como para que no piense en ningún momento «estoy en un túnel, estoy en un túnel, estoy en un túnel…».
¿Vale la pena visitarla?
Absolutamente. Tampoco es que haya ido dos veces por quedar tan fascinado que debía repetir la experiencia, pero no tuve reparos en regresar. No tengo una onza de religión en mis venas, pero – quizás paradójicamente – me encantan las obras arquitectónicas católicas y trato de no perderme la oportunidad de visitarlas. Siempre se prestan para una buena sesión de fotos, aunque en el caso de esta catedral de una manera distinta a lo usual.

Para comenzar, como ya les había comentado el descenso por los túneles cuenta con obras que simbolizan el Vía Crucis de Jesucristo. Mayormente estas obras se dan en la forma de cruces que representan distintas etapas ya sea de la vida de Jesús como de esa caminata al Calvario. El «espectáculo», por así decirlo, se complementa con música sacra y luces tenues de diferentes colores y tonalidades.




En una visita guiada el descenso toma poco menos de una hora hasta llegar a la catedral per se. La catedral, por cierto, continúa activa, y en mi segunda visita (durante Semana Santa) se estaba celebrando misa.
Esa enorme cruz del video, por cierto, tiene una particularidad que a los guías les gusta mencionar, desafiando primero a los miembros del grupo a ver si adivinan de qué se trata. No voy a decir aquí de qué se trata, pues la idea es que vayan a la Catedral y lo descubran por sí mismos.
…
Lo van a buscar por Google, ¿verdad?
Pasando la catedral está un área muy importante: ¡las tiendas de souvenirs!
Echando mi cinismo a un lado, si le gustan los souvenirs esta es una buena opción, porque va a encontrar objetos aquí que no verá en otros lugares. Recuerde: está en una mina de sal. Por supuesto que harán muchos objetos con sal que se querrá llevar.


Otro producto importante a la venta allí abajo son las esmeraldas. Colombia es uno de los mayores exportadores de esmeraldas del mundo, y se supone que las tiendas de la catedral son uno de los mejores lugares para comprarlas a buen precio. Digo se supone porque no voy a presumir de ser un experto en el precio de las esmeraldas. O tan siquiera un novato. No tengo idea, pero por lo que me dijeron allí, pues es muy buen lugar.
Otro dato importante del fondo de la mina y las tiendas, es que aquí tendrá su primera y última oportunidad de ir al baño mientras esté en la mina, así que aproveche.
El ascenso es relativamente rápido, ya que no se estarán deteniendo en cada cruz o pared de sal a hablar de ella. Digamos, unos 20 minutos de subida, y habrá completado uno de los tours más indispensables de Colombia.
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