
Mi primer viaje post-pandemia fue un retorno a Perú en julio de 2021. El itinerario fue uno similar al de mi primera visita al país suramericano, con el adicional de Puno y el lago Titicaca. Sin embargo, aún los lugares que visitaba por segunda vez ofrecieron experiencias nuevas, y eso incluye a Paracas.
La diferencia esta vez estribó en el hotel en donde me quedé y la destilería de Pisco que visité. El hotel San Agustín Paracas, que tan buena impresión me causó, lamentablemente fue otra víctima más de la pandemia y estaba cerrado. Sin embargo, el hotel de esta ocasión, el Hacienda Bahía Paracas, no solo fue una alternativa meritoria, sino una superior.
HACIENDA BAHÍA PARACAS

Paracas es un destino que combina adrenalina y relajación. La adrenalina viene de los ya referidos buggies y sandboarding, además de parapentes (que por el Covid no tuve la oportunidad de hacer). También hay actividades como kayaking y bicicletas, visitas a la Reserva Nacional de Paracas (de la cual hablaré en otra entrada) e Islas Ballestas (a las que no pude visitar por el fuerte oleaje).



La relajación viene de lugares como la Hacienda Bahía Paracas, una especie de resort frente a la playa en donde amenidades como los masajes y spa sí son el complemento perfecto para las demás actividades de la región.

La playa del hotel es una interesante y extraña. No es exactamente una playa para meterse a nadar, como decir una playa del Caribe. Más bien es una playa para admirar y fotografiar. ¿Porqué? Por un lado, como pueden apreciar en la foto del encabezado, hay distintas aves en la orilla, incluyendo los hermosos flamencos, que se ven muy de cerca. Por otro, la orilla está llena de esto:

No, no las algas. Las medusas. Sucede que – aparentemente debido al cambio climático – las medusas están muriendo a montones y muchas vienen a parar a esta playa, lo que provoca un espectáculo a la vez deprimente e interesante. También la descomposición provoca ciertos olores que no son agradables, lógicamente.

Pero de eso solo se deben preocupar los que insistan en ir a la playa a nadar. El resto puede disfrutar de vistas como esta desde su habitación.



Ya cuando estuve en el San Agustín Paracas tuve la idea de que el destino se prestaba para esta combinación de aventura, paisajes, y relajación, pero estando apenas una noche no se aprecia mucho. La diferencia esta vez fue que llegamos más temprano al hotel, ya que el sobrevuelo de las Líneas de Nazca no estaba en el programa (excepto para aquellos que lo quisieran añadir como un opcional, por lo que ese tiempo los demás lo aprovechamos en otras cosas), y salimos algo más tarde al otro día. También tuvimos la oportunidad de conocer al pueblito de Ica, uno costero muy bonito en donde aprovechamos para almorzar antes de regresar a Lima.
Ica


Julio de 2021 representó los 200 años de independencia del Perú (exactamente el 28 de julio, día en que estuve en Machu Picchu). Debido a la pandemia el turismo internacional había mermado considerablemente, pero en su lugar el turismo interno había tomado la batuta y todos los atractivos turísticos estaban atestados de locales, Ica no siendo la excepción.

Al igual que la playa de la Hacienda Bahía Paracas, la costa de Ica contaba con su propia fauna marítima.

Aunque solo estuvimos el tiempo suficiente para almorzar y explorar un rato, el área costera del pueblito de Ica dejó una buena impresión.
Hacienda La Caravedo

En concepto la visita a la Hacienda La Caravedo es similar a la Hacienda Tacama. Sin embargo, en términos visuales son muy distintas, Tacama siendo muy colonial y La Caravedo teniendo un aspecto más moderno. Ambas ofrecen espectaculares vistas a su alrededor aparte por supuesto de los tours por sus instalaciones y degustación de sus productos.



En la próxima entrada hablaré sobre la Reserva Nacional de Paracas, lugar del que no se habla mucho cuando se menciona la región, pero el cual merece la pena ser visitado. ¡Hasta la próxima!
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