
Al parecer el desierto y las dunas son vistas turísticamente como una invitación a excursiones de adrenalina. Aquellos que hayan leído mi blog sobre el tour de la Huacachina – y si no lo han leído, ¿a qué esperan? – recordarán los buggies y el sandboarding. Aunque en el Safari del Desierto no hay ni buggies ni sandboarding, sí hay deslizamientos por las dunas a modo de montaña rusa. La manera en que se hacen es similar, pero la experiencia no es necesariamente la misma.
Antes de proseguir voy a comentar que la mayoría de las fotos que utilizaré para esta entrada del blog son de mi viaje en el 2009, por la sencilla razón de que me molesté en documentarla más por ser mi primera vez. Sólo hago la aclaración porque aunque técnicamente utilicé una mejor cámara – Canon Rebel XTi entonces vs un teléfono Samsung Galaxy S10e en el 2019 – las únicas copias digitales que me quedan son las que publiqué en Facebook, que no tienen precisamente la mejor resolución. Sin embargo, el video de la aventura en las dunas como tal sí es del 2019, pues para ese entonces ya tenía una cámara de video de calidad (el Samsung vs un iPhone 3G en el 2009…).

Para el Safari del Desierto se utilizan unas SUVs de cinco pasajeros. Son SUVs normales, no algo habilitado para la arena como sucede con los buggies. Ahora, las SUVs no entran al desierto tal cual; antes de hacerlo les vacían las gomas hasta cierto punto para que tengan mejor agarre y balance en las dunas.


He tenido la suerte de haberme podido sentar al frente tanto en los buggies de Perú como las dos veces del Safari del Desierto en Dubai. Suerte porque aprecias lo que sucede tan bien como el conductor, e igual de cómodo. Los que están atrás lógicamente van un poco apretaditos, y sin un campo de visión similar, aunque dependiendo de la persona puede que prefieran esto para no «asustarse» mucho.

Una vez en las dunas, las SUVs se deslizan por ellas justo en los ángulos necesarios para que no se vuelquen – al menos, eso asumo yo – por un camino que aunque no se ve, claramente ya ellos se conocen de memoria y lo siguen sin pensarlo. Lo cual es exactamente como con los buggies en Perú.

Después de estar un rato dando vueltas por las dunas – como unos quince minutos, en base al video que tomé – estacionan las SUVs y todos se bajan para recuperarse de la experiencia, y aprovechar el bello atardecer para tomar fotos.





Lo siguiente es una cena y show, aunque no al mismo estilo de experiencias parecidas en Panamá o Buenos Aires. Primero que nada, tanto la cena como el show es al aire libre, en medio del desierto, y como entremés pueden montar a camello y tomarse fotos con ellos.

Sin embargo, debo hacer la aclaración que oportunidades de fotos como la de arriba no se dan regularmente. En ese caso particular – recuerden, si tengo pelo en la foto es del 2009 – fue durante el Ramadán, por lo que a cierta hora todo musulmán por obligación debe irse a rezar. Mientras los manejadores de los camellos rezaban, nosotros aprovechamos para tomarnos fotos con ellos. En cualquier caso tendrán la oportunidad de montar a camello y dar una vuelta. Una vuelta, tampoco piensen que se van a ir a explorar por el desierto estilo The Mummy.


Por cierto, usé los mismos pantalones ambas veces que hice el tour.

Del lugar donde están los camellos nos movemos al área de la cena buffet, que tiene preparada una tarima en el centro para el show.



La cena no es nada del otro mundo, aunque no estaba mal. Es un buffet que por supuesto incluye comida típica de la región. Uno se sienta en unos colchones en el suelo alrededor de las mesas, que a su vez están colocadas alrededor de la tarima, como pueden apreciar en la foto de arriba.
Y con estas imágenes de nuestro regreso a la ciudad esa noche, los dejo hasta la próxima, en donde subiremos al piso 124 del edificio más alto del mundo. ¡Pendientes!

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