El Calafate: una introducción


El día de Año Nuevo 2019 tomamos nuestro vuelo de Buenos Aires a El Calafate. Esta era la primera vez que volaba con Aerolíneas Argentinas, línea aérea que como agente de viajes me había dado varios dolores de cabeza por sus huelgas obreras. Por supuesto, los obreros están en todo su derecho de protestar malas condiciones de trabajo (de las cuales no conozco los detalles), pero un día de huelga significa una enorme cantidad de vuelos cancelados por todo Argentina, y por ende una enorme cantidad de pasajeros varados en sus destinos. Tampoco es que hayan huelgas todos los días, pero una o dos veces al año es suficiente para sacarle canas a cualquiera.

(Al momento de este escrito va más de un año sin una huelga general.)

En fin, no es que esperaba una huelga sorpresa, sino que más bien tenía la curiosidad de ver de cerca sus operaciones. ¿Que porqué no utilizamos otra línea aérea, si esta da tantos problemas? Pues porque AR casi tiene un monopolio en las rutas aéreas en Argentina, de manera que en la mayoría de los casos no existe otra opción. Se podría decir que es un «con» de viajar extensivamente por todo Argentina.

Dicho todo esto, el avión en sí me encantó; un Boeing 737-800, que como modelo lleva unos veinte años de servicio, aunque no sé cuántos llevaría el avión específico en el que me monté. No es un avión particularmente grande, ni cerca de ser lo mejor que me he montado (ese sería el Airbus 380-800, una bestia en peligro de extinción de la que hablaré una vez el blog llegue a Dubai), pero maldita sea si era cómodo.

Mis disculpas si he hablado tanto de una línea aérea en lo que debe ser una introducción a una nueva ciudad. Es que AR es algo con lo que se toparán tarde o temprano si van a visitar más de una ciudad en Argentina, y si se dan el viaje deben visitar más de una ciudad allá. Así que ya tienen los pros y cons de AR: cabe una mínima posibilidad de que haya huelga (por lo que deben darse ustedes mismos un margen de error con sus vacaciones, si es posible), pero fuera de esa algo remota posibilidad se estarán montando en unos aviones muy cómodos, y el viaje será uno placentero.

Salimos del aeropuerto Jorge Newbery, también conocido como Aeroparque, el aeropuerto (mayormente) doméstico de Buenos Aires. La ventaja de Aeroparque frente a Ezeiza es que se encuentra a unos quince minutos de la ciudad, por lo que disponen de un poco más de tiempo antes de salir de su hotel, y llegan más rápido a su hotel una vez regresen a Buenos Aires. El vuelo dura poco más de tres horas hasta El Calafate, una de las ciudades más australes no sólo de Argentina sino del mundo. Una vez en Calafate, estarán oficialmente en la Patagonia Argentina.

El Lago Argentino se puede ver desde el aire conforme nos vamos acercando al aeropuerto Comandante Armando Tola. Tiene un azul celeste similar al de la bandera argentina, que fue lo que terminó bautizándolo oficialmente como «Lago Argentino».

El glaciar también es muy patriótico.

El lago es el más grande de la Patagonia, llegando a tener una superficie de 1415 kilómetros cuadrados. Es también uno de los veinte lagos más profundos del mundo. Sin embargo, con toda su belleza no está ni cerca de ser una de las principales atracciones de El Calafate. En la región hay muchas, de las cuales por cuestiones de tiempo (apenas me quedé dos noches allí) solo pude ver una. Mi primera recomendación es la siguiente: si van para El Calafate, planifiquen quedarse más de dos noches. Al menos cuatro. O combinen tres noches con noches en destinos cercanos como El Chaltén. Debido a que son varias las cosas que se pueden hacer, voy a dedicar una publicación aparte exclusivamente a estas alternativas, que a pesar de no haberlas podido hacer durante mi estadía allá se han vuelto imperdibles para mi conforme he aprendido más sobre la región.

Datos de la ciudad

El Calafate se encuentra en una región bastante árida que contrasta con los glaciares que la hacen famosa. Ya con ese dato saben que deben llevar humectantes para los labios, pues es un lugar seco. También es uno bastante frío al que deben llevar ropa de invierno incluso durante su verano. Recuerden que el verano austral es el invierno del Hemisferio Norte. Enero es verano allá, sin embargo la temperatura rondaba siempre por los cuarenta y pico de grados Fahrenheit (7 a 8 grados Celsius), y con un viento que hace que se sienta más frío. En el invierno austral es más baja la temperatura, lógicamente, aunque no hace mucho viento.

La población estimada de la ciudad es de unas veinte mil personas. El Calafate es una región enorme, pero lo que es la «ciudad» es más pueblo que ciudad, una que en su mayor parte se puede recorrer a pie de un extremo a otro (lo hice).

El hotel Xelena, uno de los más lujosos de El Calafate. Atrás se puede apreciar el Lago Argentino.

El pueblo también tiene una extraña particularidad: hay perros en todas partes.

No me refiero a perros callejeros o abandonados. No, estos son perros de raza, bien cuidados, y en muchos casos enormes. Si son amantes de los perros El Calafate será un paraíso. Si no les gustan… tomen un taxi aunque sea para ir a la esquina.

Esto fue adentro de un banco.
Una pandilla de perros durmiendo en la calle.

¿Que porqué tantos perros sueltos? Pues resulta que las casas en El Calafate no tienen verjas, así que los caninos tienen absoluta libertad de merodear las calles impunemente. Obviamente están acostumbrados a las personas y son cariñosos. Lo que buscan es que les den comida. Son tantos que vi algunos organizados en pandillas, y a uno de ellos que se dedicaba a hacerle la vida de cuadritos a los demás perros. Los otros se les notaba el odio, y él se veía feliz en su rol.

Hotel Lagos del Calafate

El hotel en el que me quedé fue el Lagos del Calafate, localizado a las afueras del pueblo en una loma. Desde el hotel hasta el pueblo son unos diez minutos caminando, probablemente menos. Una vez en el pueblo, creo que en veinte minutos lo recorren de un extremo a otro.

Mi habitación.

A los boricuas nos gusta mucho el aire acondicionado. Sepa que aquí eso no existe. El hotel no tenía aire acondicionado, ni con el frío permanente que hace es necesario. Lo que sí hay en las habitaciones son sistemas de calefacción que estarán en funcionamiento, por lo que si les da calor en vez de ir a quejarse con el front desk apaguen primero la calefacción, y quizás abran una ventana. Será todo lo que necesiten.

Es una ciudad cara. El mismo adaptador eléctrico que en Mendoza me costó unos $2 USD más o menos, en El Calafate costó $10 USD. Es más caro que el propio Buenos Aires. Desconozco la razón exacta, aunque por supuesto es un pueblo muy turístico, ya que se trata del punto de entrada a un sinnúmero de atracciones en la Patagonia, pero aún así luce excesivamente caro. Es el único «con» del pueblo, pues es uno tranquilo y muy bonito.

Un último detalle de carácter personal antes de dar por terminada la introducción. En mi último día en El Calafate sufrí un percance con mis espejuelos; una de las patas se salió al aflojársele el tornillo. Para alguien que depende 100% de sus espejuelos esto es grave, pues todavía me quedaban varios días en Argentina. Busqué y encontré a un optómetra en el área gracias a Google. La chica muy amablemente le puso el tornillo de vuelta, pero con la salvedad de que se trataba de una solución temporal a lo que regresaba a Puerto Rico, pues resulta que el tornillo que tenía no era el correcto (demasiado grande) ya que en PR en una situación similar ese fue el que le pusieron.

Van casi dos años de que esa solución temporal se implementó, y todavía no he ido a otro optómetra. No me ha hecho falta. Hizo un trabajo genial. ¡Gracias!

¿Próximo en la agenda? Mi experiencia viajera #1: ¡el glaciar Perito Moreno! ¡Pendientes!

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5 comments

  1. ¡Samueeeeel!
    Es que yo me muero con este tipo de lugares, la patagonia es puro deleite, pura belleza que enamora de forma absoluta. Ahora, con esta pandemia del infierno he recordado mucho Bariloche, quiero volver, ya sea a ese lugar o a algunos otros, quiero conocer Ushuaia y El Calafete y Torres del Paine en Chile y toooodo.
    He disfrutado mucho este artículo, amo los escritos sobre viajes, me encantan y me inspiran!!
    Espero un día poder ir ahí, ese glaciar suuuuper grande, cual es?, como se llama?, el de tu foto.

    En fin, un abrazo a la distancia, desde México

    Alba

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