
El tour de la ciudad que dimos en nuestro primer día en Buenos Aires nos llevó a través de lugares como Puerto Madero y San Telmo. Si no los discuto aquí es porque en verdad nunca los vimos en detalle, y para cuando tuve el tiempo de salir a explorar fui a otros lugares (tampoco estuve mucho tiempo en Buenos Aires). Quizás en otra ocasión que vuelva le dedicaré el tiempo, pues son también lugares que valen la pena visitar. Puerto Madero fue un área que por mucho tiempo estuvo desatendida y deteriorada, hasta que decidieron darle un «makeover» y se convirtió en una zona de dinero (digamos algo así como Condado en San Juan de Puerto Rico). San Telmo tiene una feria muy concurrida los domingos.
En el tour también pasamos por varias embajadas. Recuerdo que cuando fui a Panamá también le dieron cierto énfasis a las embajadas porque – por supuesto – son básicamente mansiones pomposas, pero en Buenos Aires fueron más lejos con el diseño arquitectónico. Al depender de los ángulos desde el bus no vale la pena publicar lo que grabé de ellas.
De lo que sí hablaré es sobre mis visitas a Floralis Genérica, el Ateneo Grand Splendid, la Facultad de Derecho, el restaurante Don Julio, la Calle Florida, entre otros.
Floralis Genérica

La «Flor de Metal», como también se le conoce, es uno de los mayores atractivos fotogénicos de la ciudad. Fue diseñada por un arquitecto argentino que utilizó material provisto por la compañía aeronáutica Lockheed. La gigantesca estructura tiene la particularidad de abrir y cerrar sus pétalos, tal y como una flor real, por medio de un sistema de motores eléctricas. Durante la noche, mientras sus pétalos están cerrados, emite desde su interior una luz roja.

Esta atracción es más bien una parada y no necesariamente un destino final, pues luego de tomarse unas cuantas fotos querrán seguir su camino. Por suerte, hay varias atracciones bastante cerca, a las cuales lamentablemente no pudimos ir por estar cerradas a esa hora, pero igual se las menciono para que estén al tanto.

En cuestión de minutos en un taxi pueden llegar al Planetario Galileo Galilei y al Jardín Japonés. Me dolió el no poder ingresar a ninguno de los dos, pues por un lado siempre me ha gustado la astronomía, y por el otro me encanta la cultura japonesa. Lo obvio es ir primero a esos lugares, y temprano (no en la tarde, luego de todo lo demás, como hicimos).

Más cerca de la Flor de Metal se encuentra el Monumento a Eva Perón y la Facultad de Derecho. Al monumento no pude ir tampoco pero sí pasamos previamente por el mismo, por lo que le pude tomar una buena foto (y video).

La Facultad de Derecho está justo al lado de la Flor de Metal, por lo que pueden caminar entre una y otra.

Si las escalinatas se ven un poco sucias, es porque aparentemente existe una costumbre de que, al graduarse los nuevos licenciados, les tiran huevos a las escalinatas a modo de… ¿celebración? O podría ser para que ellos se vayan acostumbrando a los huevazos.
Como pueden ver en el mapa, el Cementerio de La Recoleta – del cual hablamos ya en la primera parte – está cerca, por lo que pueden planificar una visita a todos estos lugares sin tener que andar muy lejos.
El Ateneo Grand Splendid

Otra atracción cercana a Floralis Genérica es el Ateneo Grand Splendid, aproximadamente a siete minutos de distancia en auto.

Esto fue un antiguo teatro convertido en librería. Incluso podrán ver en algunos lugares de la web que lo nombren como la librería más hermosa del mundo. Aunque bien es cierto que es un lugar hermoso, no causó una impresión tal en mí como para inmediatamente decir «estoy de acuerdo con esa percepción». Independientemente de si es la número 1 o la número 100, lo cierto es que vale la pena visitarla, más todavía si son amantes de los libros. Yo tengo la costumbre de comprar libros en cada país que visito, sin embargo por razones de tiempo no me quedé lo que hubiera deseado para ver qué me compraba. Porque deben saber que una librería para mi requiere de mucho tiempo y no algo para ver a la ligera.

Calle Florida
A cinco minutos en auto del Ateneo pueden llegar a la calle Florida, famosa por sus comercios. Aunque técnicamente no se encuentra en la Calle Florida, el centro comercial Galerías Pacífico es el principal de la zona y de toda la ciudad, y se encuentra a par de minutos de la Florida. La Florida es una calle con mucha vida, y en donde nos encontramos con música en más de una ocasión.
Y un poco más al frente:

Lo cual la hace una calle ideal para turistas.
Restaurante Don Julio
Para el tiempo en que hice este viaje (diciembre de 2018) mi mentalidad no era la de un «foodie», pendiente a los mejores restaurantes de los destinos, o al menos a los más interesantes que mi presupuesto pudiera visitar. Sin embargo, algunas compañeras de viaje ya le tenían el ojo puesto a un par de lugares a visitar para este día libre en Buenos Aires, entre ellos el restaurante Don Julio.
El restaurante Don Julio Parrilla está – al momento de escribir estas líneas – entre los primeros 30 restaurantes de Buenos Aires según Trip Advisor. Treinta de cinco mil ocho restaurantes, para ser más exactos. Es un restaurante que ha sido visitado por varias celebridades, incluyendo la canciller alemana Ángela Merkel. Está localizado en el barrio Palermo, específicamente en la calle Guatemala de Palermo Viejo, sección que en antaño llegó a servir de residencia a figuras como Jorge Luis Borges y el Ché Guevara.
Cuando llegamos ya había una larga lista de espera para entrar, con una proyección de dos horas de espera para nosotros. Esto fue a eso del mediodía de un 31 de diciembre. Qué tanto haya afectado a la espera el que fuera víspera de Año Nuevo lo desconozco, pero considerando la reputación del local, no creo hiciera mucha diferencia. Ante la situación nos apuntamos en la lista y nos pusimos a recorrer a pie la zona. Eventualmente volvimos antes de las dos horas, y a aquellos que estaban ya en la lista de espera nos dieron una copa de vino para pasar mejor la espera.
Como a eso de las dos y media nos sentamos afuera del local, mirando a la calle (en otras palabras, nunca entramos). No me malinterpreten, esas sillas son parte del local, simplemente eran la opción disponible y además lo que nos interesaba era la comida, así que comer fuera estaba bien. Recuerdo cómo la sombrilla gigante que se suponía nos diera sombra no quería cooperar, ni el sol y su posición tampoco. Hicimos nuestro pedido, y a eso de las tres nos pusimos a almorzar.

¿Cómo estuvo la comida? La respuesta se ve directamente afectada por mi visita tres semanas antes a las bodegas de Mendoza. En comparación con lo que nos sirvieron en las bodegas, esto no le llegaba ni a los tobillos. Medido con una vara general estaba riquísimo, pero es difícil de catalogar de manera justa qué tan rico cuando ya has sido expuesto a algo de tan alto nivel que lo demás palidece en comparación.
Igual, si tienen la oportunidad de ir, háganlo. El ambiente es uno agradable independientemente de la espera o la sombrilla rebelde.
En nuestro próximo artículo hablaremos de los shows de tango. Si son asiduos a los espectáculos son una visita obligatoria. Hablaré de los tres que vi: Café de los Angelitos, La Ventana, y Tango Porteño. ¡Pendientes!
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