
Partimos a las 8:18am, apenas un minuto de diferencia con nuestra partida de ayer, como si fuéramos un grupo con precisión militar. La realidad es que estábamos bien organizados, y siendo todos agentes de viaje entendíamos mejor la necesidad de estar listos a tiempo (esto es algo que el turista normal no siempre entiende). Nuestro destino esta vez era la municipalidad de Isnos, en donde se encontraban los dos parques arqueológicos restantes: Alto de las Piedras y Alto de los Ídolos. Nos tomó cosa de una hora llegar a Alto de las Piedras, nuestra primera parada, aunque en distancia era el parque más alejado del hotel Yuma. Obviamente el plan era comenzar por lo más lejos para terminar más cerca de nuestro hotel y minimizar el viaje de regreso.

Son estos dos parques los que contienen los ejemplos más impresionantes de tumbas, los que me llevan a pensar que debían ser dedicadas a la realeza de esta civilización, o al menos a personas de muy alto cargo. Por ende, si van a visitar San Agustín, no pueden dejar de visitar también Alto de las Piedras y Alto de los Ídolos.
En el caso específico de Alto de los Ídolos, es aquí donde se encuentra la estructura de siete metros de alto que muestro al principio de este artículo, la más alta de cualquiera de los parques, además de otras tumbas y sarcófagos de gran tamaño.
Después de almorzar partimos en dirección al hotel Mirador de Magdalena. No solo es un hermoso hotel, sino que tiene una gran vista panorámica de la región, vista que normalmente solo pueden disfrutar los huéspedes, pero hicieron una excepción con nosotros.
Muy cerca de aquí se encuentra el mirador que le da el nombre al hotel, y desde el cual uno se puede lanzar en una especie de «bungee jumping» en forma de péndulo que da la sensación de volar hacia el vacío.


Del Mirador de Magdalena pasamos a La Chaquira, en donde comenzaría una racha de cuatro viajes consecutivos en los que, por X o Y razón, terminaría montando a caballo. No es que fuera imposible hacer el recorrido a pie – como lamentablemente tuvieron que hacerlo un par de personas de nuestro grupo que no podían montar a caballo – es que ese recorrido se hacía bastante incómodo puesto que, aparte de extenso, era un camino enfangado. Lo bueno es que, como casi siempre sucede en lugares así, los caballos ya se conocen el camino y uno solo se tiene que dejar llevar.

¿Qué es La Chaquira? Técnicamente, es una diosa representada en un petroglifo de dos metros de alto (primera foto de abajo), que mira hacia el enorme cañón de la Magdalena. También es como se le conoce a esa región o ruta en particular. Llegados a cierto punto, nos bajamos de los caballos pues para bajar a esa área hay que hacerlo a pie, por unos escalones de madera (162) que pasan por algunos de los petroglifos del lugar.
Terminada La Chaquira, regresamos por donde vinimos para montarnos en el bus, pues nuestra última parada turística estaba a varios kilómetros de distancia, como pueden apreciar en el mapa de al principio. Se trataba del Estrecho de Magdalena, el cual había mencionado en el blog del primer día era el punto más… estrecho, del río Magdalena, apenas dos metros de ancho. No por eso dejaba de ser intimidante, pues la corriente en ese punto es bastante fuerte, así que no se les ocurra ponerse a brincar de un lado a otro del estrecho. De hecho, me parece que no está permitido.
Del Estrecho nos dirigimos al municipio de Pitalito, el segundo más poblado del departamento, y en donde pasaríamos nuestra última noche en Huila.
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