
NOTA: Esto no se trata de un «life hack» muy práctico desde el punto de vista económico (a menos que el que me lea sea residente de Bogotá), sino más bien un consejito a los viajeros frecuentes que vuelen a Suramérica vía Bogotá.
Hay ciertos destinos para los cuales el país en cuestión requiere la vacuna de la fiebre amarilla, una enfermedad viral propagada por mosquitos. Esto puede ser porque el viajero está llegando a ese país proveniente de un destino con alto grado de contagio y se requiere como protección, o porque el destino como tal tiene una incidencia alta de casos y el viajero debe protegerse. Esto aplica a países y/o regiones de lugares como Brasil, Angola, Bolivia, Colombia, Costa de Marfil, el Congo, etc. Si desea visitar, por ejemplo, el hermoso Caño Cristales en Colombia, están obligados a presentar la vacuna a su llegada al aeropuerto de La Macarena.

Foto por Mario Carvajal, Procolombia
En cierta forma, esta vacuna es una puerta de entrada a destinos que de otra manera no podría visitar. También hay que notar que la vacuna es vitalicia; una sola dosis es suficiente protección de por vida para la mayoría de las personas, y el certificado de vacunación no expira, de acuerdo a una decisión de la Organización Mundial de la Salud en 2014 y aplicada al certificado en 2016.

El costo de la vacuna varía de país en país. En México, por ejemplo, puede valer unos 159 pesos mexicanos (USD $7) en clínicas de salud, a 2 mil pesos mexicanos (USD $89) en clínicas privadas (fuente: El Universal). En Puerto Rico, la vacuna puede tener un costo sobre los USD $300 (!!!).
En Bogotá, Colombia… es gratis.
Habiendo averiguado esto, en mi último viaje a Colombia, en abril de 2019, decidí aprovechar y ponerme la vacuna. Hubo un cierto elemento de riesgo puesto que Bogotá era la primera pata de mi viaje, y siempre cabe la posibilidad de tener efectos secundarios que me dañaran el resto de mi estadía en Colombia. Afortunadamente no tuve efectos de ningún tipo.
Hay varios lugares en donde se la pueden poner, pero el más fácil es el que pongo en la foto de cabecera: el aeropuerto El Dorado. El centro de vacunación está localizado caminando derecho una vez entran a la nueva terminal en el segundo piso (estoy abusando de mi memoria, así que me disculpan… cualquier cosa sólo pregunten allí). Entran, toman un número, cuando los llamen les toman su nombre y los pasan a la clínica. Allí les van a pedir el pasaporte (sin eso olvídenlo; cuando fui, a mitad de camino entre el hotel y el aeropuerto me di cuenta que se me había quedado el pasaporte y tuve que obligar al pobre chofer a regresar al hotel a buscarlo, todo esto bajo una intensa lluvia y un tráfico horrible). Firma una lista, les dan el certificado firmado, los pasan al cuarto de vacunación, les dan el pinchazo, y listo.
Sí, les dan el certificado antes de ponerles la vacuna. Si están pensando en porqué no simplemente irse una vez lo tengan y evitarse el pinchazo, pues por un lado sencillamente no van a tener oportunidad, y segundo es una soberana estupidez tenerle miedo a un pinchazo que, quizás algún día, les puede salvar la vida.
Así que, si en su próximo viaje hacen una parada en Bogotá y dispone de varias horas – cosa que no va a suceder en un viaje de conexión, debe ser una estadía de al menos una noche – dése la vuelta por la clínica y saque su vacuna. Quien sabe si algún día viaja a una zona donde necesitará ese certificado, y le acabo de ahorrar cientos de dólares.
Si les gusta nuestro contenido, recuerden darle a “seguir el blog por e-mail” al final de esta página, para mantenerse al día sobre nuevas publicaciones. También nos ayuda el que lo compartan. ¡Hasta la próxima!
Deja una respuesta