Iguazú: introducción y cataratas


Veníamos de El Calafate haciendo escala en Buenos Aires, partiendo del extremo sur del país – y continente – a nuestro destino final al norte, en la frontera triple entre Brasil, Argentina, y Paraguay. La diferencia entre estos aeropuertos no podía ser más marcada; el de Iguazú era uno muy pequeño, de esos que uno ve en películas sobre destinos lejanos y exóticos, moho y humedad por todas partes, e incluso insectos haciendo de las suyas en el área de reclamo de maletas.

Esto que les describo sucedió en enero del 2019. Durante nuestras dos noches allí escuché de parte de nuestra guía que en un par de meses aumentarían considerablemente la cantidad de vuelos que recibirían. Esto los obliga, asumo yo, a ampliar y mejorar las facilidades, así que quizás hoy en día no son tan lastimosas como en aquel entonces. Igual, es un ejemplo claro que la razón de ser tanto del aeropuerto como de su población son las cataratas.

UPDATE: un lector del blog amablemente nos informó que el aeropuerto de Iguazú efectivamente ha sido completamente remodelado, y ahora es uno de gran calidad. ¡Enhorabuena!

Y es que la humedad y el calor aquí son muy elevados. Me volvería a pasar unos meses más tarde en Cartagena, y francamente no les sabría decir cuál de las dos se lleva el trofeo de más calor y humedad, pero sepan de antemano que deben ir a Iguazú preparados para sudar. También traigan sus repelentes de insectos. Aunque suene como que estoy criticando el pobre mantenimiento del aeropuerto, la verdad es que la alta humedad hace estragos y no es mucho lo que se puede hacer contra ella, en especial cuando el dinero viene casi por completo del turismo. No se puede esperar tampoco un aeropuerto de primera si no hay el dinero para mantenerlo.

Se siente así, pero afuera.

Ni siquiera los hoteles se libran de esto. Obviamente no puedo comentar por todos, pero el hotel Grand Crucero, donde nos quedamos, es uno de buena calidad y aspecto. Igual cuando la electricidad se va, se va sin importar que tan bueno es el hotel. Es tan común que se vaya la luz allí que ya los hoteles tienen planta eléctrica preparada. No recuerdo si fue la primera o la segunda noche, sólo que en una de ellas la luz se fue dos veces. Esto es debido a la misma humedad, y el problema del mantenimiento. También estoy seguro que el factor humano estaba envuelto puesto que mientras estuvimos allí se estaban llevando a cabo unas protestas contra el gobierno local.

Es importante destacar que en los hoteles de Iguazú se paga una «tasa ecoturística» de unos cincuenta pesos argentinos por persona por noche, esto es al hacer el «check-in» en el hotel. Aún en los casos que hayan pre-pagado la estadía hotelera, esta tasa no está incluida, por lo que deben tenerlo en cuenta. (50 pesos argentinos vendrían siendo aproximadamente un dólar americano, por lo obviamente no es mucho dinero, pero es mejor evitar sorpresas).

Boleto de entrada al Parque Nacional

Si no publico un artículo de introducción completo sobre Iguazú, y paso en su lugar casi de inmediato a la atracción que son las cataratas, es debido a que no hay mucho que decir o hacer. Para aclarar, sí existen otros tours aparte de las cataratas: a ruinas jesuitas y represas. También con las cataratas existen dos variaciones: desde cualquiera de los dos lados, argentino o brasileño, pueden visitar el opuesto para tener la experiencia completa. Lo cual vale la pena, ya que la mayoría de los saltos se encuentran en Argentina, así que para verlos de cerca es por este lado, y para verlos de manera panorámica, es desde Brasil. Hay tours desde helicópteros, y desde botes. Es que, contrario a El Calafate que merecía quedarse allí por varias noches, en Iguazú una vez han visto las cataratas no es muy necesario ver lo demás.

Dicho esto, las cataratas son visita obligada para cualquier persona que se precie de viajar, más aún para los amantes de la naturaleza. Si bien el Perito Moreno ha sido mi experiencia turística favorita, las cataratas de Iguazú han sido mi experiencia más espectacular. Lo que evitó que fuera mi favorita es el calor y la humedad de la que he estado hablando desde el principio. A eso hay que sumarle caminatas largas por las pasarelas para poder ver la mayoría de los 275 saltos de esta maravilla natural. Recuerdo cómo, de camino a ver la impresionante Garganta del Diablo, veía a varias personas mayores que iban en dirección opuesta, vencidos por el calor, algunos en camilla. Si ya está entrado en edad, o por sobrepeso tiene dificultad para caminar tramos largos, no recomendaría venir aquí.

De lo contrario, vengan.

El comienzo de las pasarelas a la Garganta del Diablo. Estas se extienden por un kilómetro hasta llegar a los saltos.

Sólo vi el lado argentino. Algún día espero volver y completar mi experiencia con el lado de Brasil, y con el tour en bote, en donde uno pasa muy cerca de los saltos.

La Garganta del Diablo

Como esta ha sido mi primera catarata espectacular a nivel mundial, no les puedo decir con toda certeza si se trata de la mejor del mundo. Sin embargo, en base a lo que he podido ver y leer de las demás, es muy posible que lo sea. El entorno tropical y la cantidad interminable de saltos le da un toque de fantasía a la experiencia. A eso súmenle que pueden ver el mejor de todos, la Garganta del Diablo, desde sólo cincuenta metros de distancia, tan cerca que inevitablemente se mojarán con la salpicadera. Hablando de mojarse, vayan preparados a mojarse en Iguazú, y no sólo con el sudor. Puede llover en cualquier momento, y aún si no llueve saltos como este se encargarán de refrescarlos, ayudados en parte con el viento. Si tienen equipo sensible, cúbranlo bien. De más está decir que si hacen la excursión en bote esta advertencia va doble.

Nuestro operador turístico escogió ir lo más temprano posible a este salto, esencialmente mostrándonos lo mejor primero, para evitar las temperaturas más altas del día. Como esto lo hacen la mayoría de los operadores, también es cuando más personas encontrarán en el camino, así que una de cal y otra de arena, supongo. Aquellos que se queden en el hotel Belmond das Cataratas, localizado al lado de las cataratas en el lado brasileño, tienen la oportunidad de andar por las pasarelas de ese lado más allá de la hora de cierre. No sucede lo mismo con los que se queden en el hotel Meliá, el único localizado en los terrenos del Parque Nacional Iguazú en Argentina, pero estarán a distancia de tiro de las cataratas, así que pueden ir cuando quieran dentro de los horarios de operación. Cualquier otro hotel está ya a media hora o más de los saltos.

Paseo Superior

El Paseo Superior es el más extenso de las tres secciones de pasarelas (Garganta del Diablo, Superior, e Inferior). Tiene una extensión de 1700 metros y se recorre en aproximadamente hora y cuarto a hora y media. Ofrece una vista algo panorámica de las cataratas (digo algo puesto que la verdadera vista panorámica es desde el lado de Brasil).

Paseo Inferior

Esta sección es un poco más corta que la Superior, y se pueden ver varios saltos más de cerca, el último de ellos de seguro les salpicará como lo hizo la Garganta del Diablo.

Mi experiencia en las cataratas.

Excursiones opcionales

La excursión de Gran Aventura es el paseo en bote por el lado argentino. Para esta excursión también se requiere caminar por un trecho algo empinado, por lo que no se recomienda a personas con problemas de movilidad o mujeres embarazadas. Su versión brasileña se puede decir que es el Macuco Safari. Si no caen dentro de las restricciones físicas de estas excursiones, recomendaría altamente que las incluyan. Usualmente el costo ronda entre los USD $80 a $100 por persona (todo esto siempre depende de la fluctuación del dólar frente a la moneda local, y por supuesto a discreción de cada operador), y es una extensión del tour regular a las cataratas, así que no se perderán la experiencia de las pasarelas.

De las excursiones en helicóptero no conozco mucho. Supongo que si tienen el presupuesto deben hacerlo, pues las estarán viendo de man era espectacular desde el aire, pero aunque no estoy seguro del costo, sí se que son considerablemente más caras.

Conclusión

Las cataratas de Iguazú son una de las siete maravillas naturales del mundo, y deben estar en el «bucket list» de todo viajero. Puesto que se trata de una región sub-tropical, se pueden visitar durante todo el año, y durante todo el año hará calor. Sin embargo, probablemente haga un poco menos calor durante los meses del invierno austral – junio a agosto. También tengan en cuenta de que, aunque es raro y estadísticamente improbable que les suceda, sí han habido momento en que las cataratas se han «vaciado» de su caudal por sequías severas. Parece imposible de visualizar cuando uno ve la furia del caudal en la Garganta del Diablo, pero incluso ese salto se ha reducido a un triste chorrito a través de la historia. Igual, el 99% del tiempo está perfectamente bien.

Y con esto termino, al menos hasta el día en que vuelva, con mis artículos sobre Argentina. Nuestra próxima aventura nos llevará fuera del continente americano, a una ciudad que hace apenas medio siglo era un desierto y hoy en día es una de las más innovadoras y solicitadas del mundo: Dubai.

¡Hasta la próxima!

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1 comentario

  1. Que fabuloooooosos viajes te montas!!! La verdad es que la envidia me carcome jajajaja pero bueno, después de ver las fotos e historias de tus viajes se antoja estar ahí. Las cascadas de Iguazú son un punto en mi lista interminable de sitios que visitar en la vida! Si nunca lo hago, al menos he aprovechado leyendo tu experiencia. Un fuerte abrazo!!

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